El dióxido de titanio es un mineral formado por oxígeno y titanio. Tiene numerosas aplicaciones pues se encuentra en la alimentación, los productos cosméticos y también en los medicamentos.
En cosmética, se utiliza como colorante blanco en dentífricos, bálsamos/lápices labiales, cremas, polvos y sprays para el cabello. También se utiliza como filtro anti-UV en muchos productos de protección solar.
La notación del dióxido de titanio en la aplicación no es la misma si está presente en forma nano o no:
- La mención [nano] entre corchetes debe utilizarse cuando el dióxido de titanio esté presente en forma de nanopartículas en la composición de los productos.
Es cuando está presente en forma de nanopartículas que es más controvertido, ya que estas moléculas de tamaño muy pequeño podrían atravesar diferentes barreras fisiológicas y penetrar en el organismo. Por este motivo, la ANSM recomienda que los productos cosméticos que contengan nanopartículas de dióxido de titanio no se utilicen sobre la piel dañada y permeable.
Las nanopartículas son objeto de investigaciones para profundizar en el conocimiento de sus efectos y los posibles riesgos a largo plazo para los seres humanos. Es importante destacar que, debido a su tamaño y composición, son difíciles de detectar y evaluar.
Los estudios existentes parecen lo suficientemente preocupantes como para que la UE prohíba el dióxido de titanio en forma nanométrica en los productos de protección solar que puedan llevar una exposición pulmonar (sprays y aerosoles).
Por eso está clasificado como riesgo moderado (punto naranja).
- El dióxido de titanio no nanométrico podría plantear problemas si se ingiere o inhala.
Varios estudios han detectado riesgos en caso de ingestión, razón por la cual se ha prohibido en la UE como aditivo alimentario. En su opinión del 13 de mayo de 2024, el Comité Científico para la Seguridad de los Consumidores (CCSC) consideró que no se podía excluir el potencial genotóxico de casi todos los tipos de dióxido de titanio utilizados en productos cosméticos orales.
La ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos) lo ha clasificado como sopechoso carcinógeno de tipo 2 por inhalación, después de una solicitud de la ANSES (Agencia francesa Nacional de Seguridad Sanitaria Alimentaria Nacional), que solicitó que se clasificara como carcinógeno de tipo 1B. Basándose en los estudios realizados en animales, la ANSES considera que el carácter cancerígeno está probado. Sin embargo, la clasificación de la ECHA fue anulada recientemente por el Tribunal General de la UE, pero esta sentencia no definitiva se ha recurrido ante el Tribunal de Justicia de la UE.
Por eso, se le attribuye el riesgo moderado (punto naranja) en los productos de higiene dental, bálsamos/lápices labiales, y sprays (para el cuerpo - en particular solares - o para el cabello).
- En los productos que no es probable que se inhalen o ingieran, el dióxido de titanio no nano se clasifica como de bajo riesgo (punto amarillo), ya que las partículas serían demasiado grandes para penetrar en la piel cuando se aplican por vía cutánea.